Las islas han estado pobladas desde tiempos remotos. Las primeras apariciones de pobladores se remontan al III milenio a. C. Aunque hay vestigios de una presencia humana en Ibiza y Formentera durante la Edad de Bronce, posteriormente durante varios siglos estas islas se encontraron despobladas, mientras que Mallorca y Menorca estaban habitadas por un pueblo mal conocido, cuya cultura característica era la cultura talayótica.
Posteriormente, se produjeron colonizaciones de griegos, fenicios, cartagineses. Ibiza y Formentera no volvieron a tener una presencia humana estable hasta las colonizaciones fenicias en el siglo VII a. C., y su nueva población sería seguramente de origen semítico (de fenicios y púnicos). Los romanos conquistaron el conjunto de las islas en el año 123 a. C., unificando por primera vez todo el archipiélago bajo una misma administración y una misma cultura (pues había una dicotomía del fondo étnico entre las Pitiusas, pobladas por semitas, y las Gimnesias, con gentes pertenecientes a la cultura talayótica), aunque la colonización romana fue poco intensa. Incorporadas al principio a la Hispania Citerior, y posteriormente a la Tarraconensis, las islas formaron parte de la provincia Cartaginense durante el Bajo Imperio, y a finales del siglo IV se constituyeron en provincia independiente (Balearica).
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